De acuerdo con el experto, el principal objetivo de Blinken era aclarar la postura de Estados Unidos respecto a China y a todos los países que configuran de forma independiente sus respectivas políticas hacia Rusia y en relación con el desarrollo de Asia.
Básicamente, Washington quiere que Pekín ponga fin a su presunta ayuda tecnológica y financiera a Rusia, así como que disminuya el apoyo gubernamental a las empresas chinas que operan en los mercados occidentales, explicó Maslov a Sputnik, señalando que estas exigencias se presentaron en forma de ultimátum.
Al mismo tiempo, el experto señaló que EEUU ya ha revelado cómo podría tratar de presionar a China para que cumpla la voluntad de Washington: estas medidas incluyen la triplicación de los aranceles existentes sobre las exportaciones chinas de acero y aluminio, el aumento de las restricciones contra los bancos chinos —hasta incluir el corte de algunos de estos bancos de SWIFT— y la imposición de sanciones contra determinadas empresas chinas que se verían impedidas de exportar sus productos al país norteamericano.
Sin embargo, China declaró con firmeza que va a decidir por sí misma con quién comerciar, apuntó Maslov, subrayando que Pekín ofreció a Washington resolver sus diferencias mediante negociaciones. El experto opinó que el país asiático adoptó una postura mucho menos dura y extremista, ofreciéndose a resolver los asuntos mediante negociaciones y diciendo que no hay necesidad de enzarzarse en serias disputas.
"Esta postura de China contradice directamente la oferta hecha por Estados Unidos. Y aunque, en mi opinión, el deterioro de las relaciones [entre China y EEUU] no se ha producido, tampoco hemos visto mejoras significativas", puntualizó.
Washington no obstaculizó la ampliación de las políticas comerciales de Pekín hasta que el país asiático entró en una fase de desarrollo de alta tecnología y empezó a competir con los estadounidenses y occidentales, explicó Maslov. Así, EEUU quiere que China siga produciendo bienes de consumo para los países occidentales y de la ASEAN, mientras que el sector de la alta tecnología debe seguir siendo prerrogativa de Washington y del mundo occidental, detalló.
A juicio del especialista, en realidad se trata de un asunto no comercial, sino de la capacidad de moldear el futuro. Y Estados Unidos quiere mantener el monopolio en este ámbito.
Maslov también indicó que, a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos por sacar ventaja frente a China en microelectrónica a través de la Ley de Chips, que pretendía impulsar el desarrollo de semiconductores en país norteamericano, Pekín está cerrando rápidamente esta brecha al ser ya capaz de producir chips de cinco nanómetros y "microchips con inteligencia artificial".
"Lo que se pensaba que China podría conseguir en 7 años puede lograrlo en 4 años. Ese es un nivel crítico en el que EEUU podría perder el control, o al menos el monopolio, de una serie de tecnologías, por eso la Ley de Chips resultó ser costosa y poco eficaz", añadió.
Mientras tanto, China ha logrado avances considerables en ámbitos como la ingeniería genética y la microelectrónica, dejando atrás a otros países. Lo que diferencia a China de otras potencias occidentales, enfatizó el experto, es el hecho de que la implantación de cualquier nueva tecnología es un 30% más económica para Pekín, lo que significa que los productos chinos serían más asequibles que sus análogos occidentales.
Occidente actúa "como un hegemón" y busca un pretexto que pueda utilizar para sancionar a China y romper las relaciones entre Moscú y Pekín, señalan a Sputnik varios expertos. Sus palabras llegan luego de que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se reuniera con el presidente chino, Xi Jinping, el 26 de abril.
La reunión se produjo después de que la visita de tres días se viera salpicada por asuntos contenciosos entre ambos países y China llegó a advertir a Blinken de una "espiral descendente" en sus relaciones.
Blinken destacó que EEUU no pretendía frenar el desarrollo de China, ni separar a las dos mayores economías del mundo, y que Washington quiere que la economía china crezca, pero que le "importa la forma" en que lo haga. El secretario de Estado citó lo que EEUU ha calificado de "prácticas comerciales desleales" por parte de China y la posibilidad de que EEUU y otros mercados se vean inundados de productos chinos.
El profesor asociado de Economía en la Universidad de Missouri-Kansas City Linwood Tauheed sostiene a Sputnik que la teoría económica estándar, a la que supuestamente adhiere Occidente, parte siempre de la idea de que cuando dos países comercian, ambos pueden ganar.
"No es una situación como cuando un país gana y otro pierde, es una situación cuando ambos Estados ganan (...) Sin embargo, a EEUU, aparentemente, y a Occidente en general, les preocupa que China gane", subraya Tauheed.
"Seguramente esto significa que también les preocupa que Occidente vaya a perder y ven que eso está ocurriendo, porque Occidente está haciendo cosas como imponer sanciones y robar los fondos soberanos de otros países", añade.
En sus palabras, esas no son cosas que deberían estar ocurriendo cuando se intenta crear una situación en la que todos salgan ganando.
"En realidad, Blinken está actuando como un hegemón, como un matón, y Xi obviamente no tolera la burla", destaca el investigador.
El analista político Garland Nixon comenta a Sputnik que EEUU está buscando un pretexto que pueda utilizar para sancionar al gigante asiático. Durante la visita de Antony Blinken a China, hizo una acusación infundada de ser el "principal proveedor" de Rusia para su base industrial de defensa, mientras Washington continúa su apoyo a Ucrania en una guerra subsidiaria con el país euroasiático.
"Blinken también ve [esta] postura como un farol. Al final de una reunión, Biden se levantó en un discurso y llamó dictador a Xi. Y la expresión en la cara de Blinken fue, 'oh, le dije que no hiciera eso, pero ya empezamos de nuevo'. Blinken está actuando como un secretario de Estado obediente", señala el profesor de economía.
"Pero Blinken también sabe que es una mala jugada. Así que esto es definitivamente un farol, y es un farol que EEUU no puede continuar", enfatiza el experto.
El periódico The Wall Street Journal informó recientemente de que EEUU "está redactando sanciones que amenazan con dejar fuera del sistema financiero mundial a algunos bancos chinos", con lo que esperan presionar a Pekín para que ponga fin a su presunto apoyo comercial a la producción militar rusa.
"Pekín y Moscú están unidos estratégicamente. Siguen diciendo a Occidente que no pueden separarse. Y entienden que si se separan, entonces divididos fracasarán. Que si no se apoyan mutuamente, entonces dan a Occidente, en particular a Washington, la oportunidad y el poder de destruirlos individualmente", aclara Tauheed.
"Así que no se van a separar, están unidos estratégicamente. Y (...) estas sanciones son malas para los negocios, por eso Xi no tiene ninguna razón para pensar en esto como un plan real. No hay planes reales que puedan funcionar. Así que Xi solo puede perder si se cree la amenaza y no se la toma como una farsa. Creo que como Moscú y Pekín están unidos estratégicamente, no veo a Xi apostando por esta farsa", explica el experto.
"La Administración Biden está desesperada por conseguir algún tipo de victoria y no hace más que revolcarse en lugares en los que cree que podría ganar. Biden quiere vencer a Rusia en Ucrania. Esa guerra va mal e incluso los principales medios admiten que va mal (...) Si las cosas se derrumban antes de las elecciones presidenciales de noviembre, entonces Biden, por supuesto, será visto como la causa de ese fracaso", señala Tauheed.
Un reciente análisis de Xinhua News indica que la recuperación económica de China "ha cobrado impulso en el primer trimestre de 2024, mostrando fuerza y resistencia y aportando una certidumbre muy necesaria a un panorama económico mundial que en lo demás es incierto". El análisis también concluye que la economía china está pasando de un "crecimiento rápido" a un "desarrollo de alta calidad".
"Sí, la economía china está creciendo por encima del 5%. Ahora bien, eso es menos que antes de la pandemia, cuando la economía china crecía al 8%", plantea Tauheed. "Pero, esencialmente, todas las economías se están recuperando de la pandemia, pero el 5% es mucho más alto que el 2% o 3% al que crece EEUU", agrega.
"Si solo se centra la atención en el crecimiento y en producir cada vez más, la infraestructura de fabricación se queda obsoleta. Los puentes empiezan a desmoronarse. Da la impresión de que su mano de obra no es competitiva y con el tiempo esto pasa factura", explica Tauhid.
"Así que lo que está haciendo China es decir: 'vale, hemos crecido bastante, ahora, lo que tenemos que hacer es poner en marcha la infraestructura, la mano de obra, la infraestructura técnica, para que podamos seguir creciendo en el futuro y no lleguemos al estancamiento'", añade.
"El Gobierno chino está pasando del crecimiento al desarrollo, la economía estadounidense sigue en crecimiento mientras sus infraestructuras se desmoronan", subraya el investigador.
Durante el viaje de Blinken a China, el secretario y Xi también discutieron los próximos pasos en relación con una serie de compromisos que Xi y el presidente Joe Biden asumieron en su cumbre de California en noviembre. Según un comunicado del Departamento de Estado, entre estos compromisos se incluyen el fomento de la cooperación en la lucha contra el narcotráfico, la comunicación entre militares, las conversaciones sobre los riesgos y la seguridad de la inteligencia artificial y los intercambios entre personas.